Diana Delonzor dice en su libro “Never be late again” (No vuelvas a llegar tarde) que los impuntuales no tienen intención de molestar a las personas que los esperan, ni siquiera de llamar la atención.
Pues debo decir que, al menos por el que mí respecta, no lo logran, todo lo contrario. Estoy harto de la gente que llega sistemáticamente tarde a todas partes, sin pensar en nadie más que no sean ellos mismos.
Pero la cosa no acaba aquí, a este grupo hemos de añadir los que no tan sólo los promocionan sino que los premian. ¿Que como hacen esto?, mirad uno de los ejemplos que me ha ocurrido esta semana, desgraciadamente uno de tantos:
Lunes día 3 de junio, reunión a las 10 de la mañana en la sede del “CXXC” en Barcelona.
Decido salir a las ocho y cuarto de Blanes, ya se que la entrada a Barcelona a estas horas puede ser como mínimo densa.
Llego sobre las nueve y media, aparco el coche y me dirijo directamente al lugar en cuestión. Una vez allí paso el correspondiente control de seguridad, me cuelgo la tarjeta y voy a la sala de reuniones. Antes recojo la documentación, y a esperar. (que bien son las diez menos diez, pienso yo)...
Tic tac, tic tac...a las diez y diez, una señora de la organización se dirige a nosotros y nos dice: si no les parece mal esperaremos diez minutos más, todavía falta gente por llegar.
Tac tic, tac tic, después de una innecesaria espera, la reunión empieza a las diez y veinticinco.
Una vez más han premiado a los que llegan tarde, a costa de aquellos que hemos sido puntuales. Pues no señores,¡¡¡no!!!. La reunión debía empezar a las diez y el que no esté a la hora, que se fastidie.
El problema es que este sistema de vida y de falta de consideración, como si de una mancha de aceite se tratara se extiende por todas partes: ir a tomar una copa, ir al cine, ir al teatro, incluso ir a un funeral (bien, a todos los funerales excepto el suyo porqué este será el único en el que será puntual, o tal vez ni en ese).
Es una reflexión en voz alta pero, tan alta que quiero que más de uno la escuche, en especial aquellos que llegarán tarde para leerlo porque habrá salido un nuevo post...
(me estoy volviendo débil, creo que los he tratado con mucha consideración)
Pues debo decir que, al menos por el que mí respecta, no lo logran, todo lo contrario. Estoy harto de la gente que llega sistemáticamente tarde a todas partes, sin pensar en nadie más que no sean ellos mismos.
Pero la cosa no acaba aquí, a este grupo hemos de añadir los que no tan sólo los promocionan sino que los premian. ¿Que como hacen esto?, mirad uno de los ejemplos que me ha ocurrido esta semana, desgraciadamente uno de tantos:
Lunes día 3 de junio, reunión a las 10 de la mañana en la sede del “CXXC” en Barcelona.
Decido salir a las ocho y cuarto de Blanes, ya se que la entrada a Barcelona a estas horas puede ser como mínimo densa.
Llego sobre las nueve y media, aparco el coche y me dirijo directamente al lugar en cuestión. Una vez allí paso el correspondiente control de seguridad, me cuelgo la tarjeta y voy a la sala de reuniones. Antes recojo la documentación, y a esperar. (que bien son las diez menos diez, pienso yo)...
Tic tac, tic tac...a las diez y diez, una señora de la organización se dirige a nosotros y nos dice: si no les parece mal esperaremos diez minutos más, todavía falta gente por llegar.
Tac tic, tac tic, después de una innecesaria espera, la reunión empieza a las diez y veinticinco.
Una vez más han premiado a los que llegan tarde, a costa de aquellos que hemos sido puntuales. Pues no señores,¡¡¡no!!!. La reunión debía empezar a las diez y el que no esté a la hora, que se fastidie.
El problema es que este sistema de vida y de falta de consideración, como si de una mancha de aceite se tratara se extiende por todas partes: ir a tomar una copa, ir al cine, ir al teatro, incluso ir a un funeral (bien, a todos los funerales excepto el suyo porqué este será el único en el que será puntual, o tal vez ni en ese).
Es una reflexión en voz alta pero, tan alta que quiero que más de uno la escuche, en especial aquellos que llegarán tarde para leerlo porque habrá salido un nuevo post...
(me estoy volviendo débil, creo que los he tratado con mucha consideración)
7 comentarios:
En mi pueblo, la misa de 12:00, empezaba exactamente a las 12:30, la costumbre, se hizo ley. Hoy, por contra, y por convenido vuelve a ser a las 12:00.
Las leyes mas perfectas, no son mas que un convenio y por convenido puede ser deshecho.
La puntualidad, no es una ley, es una virtud, el llegar tarde, es un hecho estocástico, si estudiamos la hora de llegada como suceso matemático, siempre existirá alguien que llegue ... a la clausura.
Piensa, que nunca es tarde, siempre es aquí y ahora.
¡Salud y ánimo!
Es así... pero en algunos lugares se citan a las personas para diferentes eventos a una hora y no perdonan... ya verás, un día los que lleguen tarde pondrán cara de alucinados y preguntarán ¿perdón, me he perdido, podría repetir? y alguien contestará: "la reunión era a las XX, si hubieses llegado a la hora podrías seguir la cnversación sin perderte"
En fin...
Como me da la sensación que te gusta la fotografía te paso un link... http://www.ageffoto.org/modules.php?name=News&file=article&sid=370
No quedan muchos días... pero eres de la zona...
Por cierto, cuando organizo una cena tengo la costumbre de decir al personal que la cena es una cuarto de hora antes a la hora de la reserva, de la cena en casa...
Aún así... el viernes hice una cena en casa y convoqué a las 21h15... hubo de todo, los que llegaron antes, en punto y los que tardaron... los últimos llegaron casi una hora tarde... sin comentarios... menos mal que todo eran platos fríos...
Hay josep!que vehemente post !!y con lo del funeral me hiciste reir a carcajadas ..tu ironía es espectacular, pero con TODA la razón del mundo, es tal cual lo dices, hasta nuestra presidente llegó tarde para la foto en la reunión cumbre de presidentes,sentí verguenza ajena y asi desde los grandes a los pequeños ejemplos diarios hay para postear 10 años mínimo jajajajaj.Un abrazote de los grandes y que tengas un lindo domingo querido amigo!
Yo siendo puntual llego 10 minutos antes al trabajo todos los dias y otros llegan 10 minutos tardes all days y al final de mes cobramos lo mismo.
este es solo uno de tantos ejemplos que demuestran que los impuntuales son mas felices XD
Comparto tu opinión (será porque siempre me toca esperar a mí). El tiempo es mi bien más preciado, y que jueguen con él o, simplemente, me lo quiten descaradamente, es lo que más me fastidia en esta vida.
Un saludo.
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