27/10/09

Por una buena sonrisa

Este último fin de semana, por aquello de mantenerme con un perfil bajo e ir a lugares dónde no hay demasiada gente, me fui en Andorra lugar concurrido donde los haya. Hacía dos años que no iba pero, todo sigue igual. La gente continúa saliendo cargada de los centros comerciales con los carros llenos a rebosar de: azúcar, tabaco, licores, quesos. A mí me da la impresión de que hay quien lo paga más caro que aquí pero, cada cual hace con su dinero lo que le apetece.

Después de adquirir algunas debilidades personales, fuimos a comer algo, a almorzar dicen algunos, a un restaurando d’Andorra la Vella, nada del otro mundo, o tal vez si. Había algún plato que nos preguntamos de donde había salido....

Una vez efectuado el acto y antes de salir del local, pasé por el servicio a lavarme las manos. Mientras lo hacía de reojo, a través del espejo, vi una máquina colgada a la pared a la que no le presté demasiada atención, pensé que se trataba de una expendedora de preservativos. A partir de aquí me hice mi película preguntándome: ¿quien tras salir con el estómago lleno, le viene en ganas comprar un preservativo?, ¿quién, además, adquiere uno de estos “marcaqueseyo”?.

Sea cómo fuere, mi sorpresa llegó en el momento de secarme las manos, al acercarme vi que la máquina no era de preservativos sino, un expendedora de cepillo y pasta de dientes por un euro.
Al fin, alguien pensó en algo tanto importante como lo es la limpieza de la boca y del mantenimiento de los dientes.

Según mi humilde parecer, muy acertado. Muchos deberían seguir su ejemplo, seguro que nuestra risa y nuestro aliento, y algún que otro amigo/a se lo agradecerá.


1 comentario:

Fiebre dijo...

Tienes toda la razón.
Yo no saco un "marca quéseyo" para una urgencia en la que confluyen enfermedades, embarazos no deseados etc...

Pero ¡MATARIA! por un cepillado de dientes después de una comilona según en qué momentos (sobre todo con carne).

Debería cundir el ejemplo.