Desde hace unos días, estoy practicando el multidisciplinar arte del bricolatge: carpintería, electricidad, pintura, agua, etc. Esta noble actividad es la consecuencia de tres hechos que van ineludiblemente unidos: vacaciones, precio de las facturas (si entra un profesional en casa...) y tener una segunda residencia que te tiene siempre a punto un escenario propicio: El grifo gotea, la puerta no cierra (si es que hay puerta sino, uno siempre está a punto de poner una, total si lo hace un carpintero, ¿no lo voy a hacer yo?...)
Tener tiempo libre después de un año intenso, es un peligro. Hay momentos en los que me he encontrado de pie mirando la pared, como si estuviera disfrutando una obra maestra en el museo del Prado. De repente, una pregunta me asalta: ¿y si pinto? (en que momento pasó por mi mente...). Lo siguiente es estar hasta los mismísimos de la idea. Total, la pared no estaba tan mal... (y yo aquí con el puñetero rodillo)...
Decidido, hoy será día de reposo Debo recuperarme de las ampollas que me hice ayer con el destornillador, una herramienta maldita de la cual os hablaré un otra día, estoy demasiado sensible para hacerlo ahora.
Y mientras me voy quedando traspuesto en el sofa, un agradable aroma me llega desde la cocina. En casa, hoy, es día de fiesta. Por el origen de mi mujer, celebramos el Thanksgiving day (Día de acción de gracias). Esta noche cenaremos un hermoso pavo relleno, acompañado del pure y del “appel pie”, al cua le daré un toque de la casa con el cava, que hermanará nuestras culturas gastricas.
Y si me lo permitíis voy a seguir meditando en lo que tengo que hacer mañana (soffing)...
2 comentarios:
jajajaja.
Es que me parto.
Si parece que tenemos hasta telepatía y tó...
Yo en Madrid, danzando como las locas, tú de ´contemplating´ (para que te fastidies por la entrada anterior) y coincidimos en pensar en guarritos.
...es lo malo de ver tantas veces en la tele bricomanía jejeje
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