Tal vez, el desconocimiento hace que vivamos más tranquilos pero en ningún caso, más seguros. Muestra de ello es el tema que hoy os quiero poner sobre la mesa: la muerte súbita.
Al hablar de este suceso al que todos estamos expuestos, pretendo conseguir dos objetivos fundamentales: dar a conocer la importancia vital de las acciones que se efectúan en los primeros instantes. Y después, tomar conciencia de la necesidad de formación básica en materia de reanimación cardio pulmonar y del uso de los desfribriladores automáticos externos.
Estáis con un compañero, un amigo, vuestra pareja o simplemente junto a un desconocido. De repente e inesperadamente veis como ante vuestros ojos, sin mediar palabra se desploma. En este instante, si se trata de un infarto agudo de miocardio (IAM), empieza una carrera desesperada contra reloj por la supervivencia. Y es que tenemos diez minutos para salvar esta vida, porqué cada minuto que pasa sin hacer ningún tipo de actuación, el paciente se deteriora un 10%.
¿Qué debemos hacer?
Ha tres pasos que se deben hacer si presenciamos un suceso de estas magnitudes:
1. Llamar al teléfono de emergencias 112
2. Iniciar maniobras de resucitación (masaje cardíaco y boca a boca)
3. Y si lo tenemos a mano, aplicación del desfibrilador externo semiautomático (DEA). Este aparato, que colocamos sobre el pecho, produce una descarga que pondrá nuevamente el corazón en marcha.
Como veis hay dos aspectos fundamentales: la formación en las técnicas de reanimación cardio pulmonar (RCP) y la localización de desfibriladores en lugares de pública concurrencia: pabellones polideportivos, estadios de fútbol, grandes áreas comerciales, aeropuertos, etc. A nadie le extraña encontrar allá por donde vaya un extintor, se ha vuelto un elemento habitual en nuestro entorno más inmediato. Ahora es el turno del desfribrilador, unos y otros debemos tomar conciencia y en la medida de nuestras posibilidades, hacer que se vayan instalando en todas partes.
Al hablar de este suceso al que todos estamos expuestos, pretendo conseguir dos objetivos fundamentales: dar a conocer la importancia vital de las acciones que se efectúan en los primeros instantes. Y después, tomar conciencia de la necesidad de formación básica en materia de reanimación cardio pulmonar y del uso de los desfribriladores automáticos externos.
Estáis con un compañero, un amigo, vuestra pareja o simplemente junto a un desconocido. De repente e inesperadamente veis como ante vuestros ojos, sin mediar palabra se desploma. En este instante, si se trata de un infarto agudo de miocardio (IAM), empieza una carrera desesperada contra reloj por la supervivencia. Y es que tenemos diez minutos para salvar esta vida, porqué cada minuto que pasa sin hacer ningún tipo de actuación, el paciente se deteriora un 10%.
¿Qué debemos hacer?
Ha tres pasos que se deben hacer si presenciamos un suceso de estas magnitudes:
1. Llamar al teléfono de emergencias 112
2. Iniciar maniobras de resucitación (masaje cardíaco y boca a boca)
3. Y si lo tenemos a mano, aplicación del desfibrilador externo semiautomático (DEA). Este aparato, que colocamos sobre el pecho, produce una descarga que pondrá nuevamente el corazón en marcha.
Como veis hay dos aspectos fundamentales: la formación en las técnicas de reanimación cardio pulmonar (RCP) y la localización de desfibriladores en lugares de pública concurrencia: pabellones polideportivos, estadios de fútbol, grandes áreas comerciales, aeropuertos, etc. A nadie le extraña encontrar allá por donde vaya un extintor, se ha vuelto un elemento habitual en nuestro entorno más inmediato. Ahora es el turno del desfribrilador, unos y otros debemos tomar conciencia y en la medida de nuestras posibilidades, hacer que se vayan instalando en todas partes.
El desfibrilador hace de nuestro entorno un lugar más seguro.
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