5/2/08

Eureka!



Una de las causas más habituales de las caídas en el hogar, esta motivada por la utilización de elementos inadecuados para subir o alcanzar objetos en altura: sillas en lugar de escaleras, uso de escaleras en mal estado (peldaños rotos), sillas con ruedas (que resbalan y ya podéis imaginar el resto) o incluso mesas que acaban inestabilizándose al pisar un borde, lo cual provoca ineludiblemente que nos caigamos de bruces contra el suelo.

¿Y para que nos vamos a subir en una silla?, se preguntará más de uno. Pues por ejemplo, para cambiar una bombilla fundida.

Y es que aunque el avance de la tecnología ha llegado también al mundo de las bombillas (halógenas, fluorescentes, led’s, etc.), sigue siendo habitual encontrar en casi todo los hogares las típicas incandescentes, las de toda la vida.

Para que el cambio de una bombilla no sea un malabarismo imposible, os presento un gadget interesante. Se trata de un brazo telescópico de hasta dos metros, con una rótula que lleva incorporado una ventosa y un motor de dos rotaciones. Este nos permite sin el más mínimo riesgo, acercarnos desde la distancia a la bombilla fundida, desenroscarla y sustituirla por una de nueva.

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Y ya que estamos, aprovecho para explicaros el funcionamiento de este tipo de bombilla:

Se trata de una ampolla de vidrio a la que se la ha practicado el vacio o se ha llenado de un gas inerte. Dentro, encontramos un filamento tungsteno que pasará a estar incandescente cuando hagamos circular electricidad por el.

Una bombilla incandescente tiene una vida de unas 1000 horas, aunque será el filemento quien determine la vida útil de ésta dado que, poco a poco va degradándose hasta que se rompe (funde).

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